El bullying o acoso es la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, los investigadores
lo han definido como una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la
víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador. A medida que las dinámicas
sociales han ido cambiando a lo largo del tiempo y debido al auge y uso de las tecnologías de la
información y de la comunicación como Internet o los teléfonos móviles, los niños están cada vez más
expuestos a nuevas formas de bullying.
Si bien las investigaciones han hallado factores de riesgo que pueden favorecer comportamientos de acoso,
hay una serie de factores que auguran un comportamiento abusivo por parte de un niño: los que han sufrido
malos tratos a manos de sus cuidadores conservan una mayor propensión para acosar a otros,
particularmente, aquellos que han sufrido abusos físicos o sexuales. También contribuye
considerablemente haber presenciado violencia en el hogar. Además, las investigaciones identifican la
hiperactividad-impulsividad, una capacidad de auto-control baja y el trastorno por déficit de atención o
hiperactividad como indicadores de futuros casos de acoso.
¿Estamos de acuerdo en fomentar el respeto por sí solos y por los demás desde pequeño?
Día a día, estamos combatiendo un comportamiento social que no siempre nos favorece, y la lucha también es por ellos, por nuestros niños.